Las
cuadrillas de rescate pasaron apuros el domingo para llegar hasta las víctimas
en varias grandes ciudades costeras de Indonesia que fueron azotadas por un
sismo y un tsunami, y las autoridades temen que la cifra de 832 muertes
confirmadas crezca.
Debido a que la zona continúa prácticamente aislada por el daño
a las carreteras y a las líneas de telecomunicaciones, se empleaban aviones del
ejército y comerciales para entregar ayuda y suministros a la ciudad de Palu,
en la isla de Célebes, entre otras.
Pero había necesidad de equipo pesado para la búsqueda de
posibles sobrevivientes enterrados en edificios colapsados, incluido un hotel
de ocho pisos en Palu donde se escuchaban voces entre los escombros. Una mujer
de 25 años fue encontrada viva por la noche en las ruinas del hotel Roa-Roa, de
acuerdo con la Agencia Nacional de Búsqueda y Rescate, que difundió fotos de la
sobreviviente en una camilla.
Casi todos los fallecidos por el doble desastre natural del
viernes se registran en Palu. Aún hace falta evaluar daños y pérdidas en las
regencias de Donggala, Sigi y Parigi Moutong, donde viven en conjunto unas 1,2
millones de personas.
“Se cree que el número de muertos aumentará debido a que aún hay
muchos cuerpos bajo los escombros, muchos aún no son recuperados”, afirmó el
portavoz de la agencia Sutopo Purwo Nugroho.
Los cadáveres cubiertos con lonas de color azul y amarillo están
tendidos en las calles de Palu, y las autoridades dijeron que excavarán una
fosa común para al menos 300 cuerpos.
No se sabe con precisión cuándo se realizaría el entierro, pero
“debe hacerse lo más rápido posible por razones de salud y religión”, dijo
Willem Rampangilei, director de la Agencia Nacional de Mitigación de Desastres.
La mayoría de los habitantes de Palu son musulmanes.
Los gritos de debajo de los escombros del hotel Roa-Roa parecían
haberse silenciado la tarde del domingo. Las autoridades calculan que podría
haber unas 50 personas en el lugar.
“Estamos haciendo nuestro mayor esfuerzo. El tiempo es muy
importante para salvar vidas”, dijo Muhammad Syaugi, jefe del equipo nacional
de búsqueda y rescate. “La maquinaria pesada viene en camino”.
Metro TV mostró imágenes de una docena de rescatistas
uniformados de anaranjado que subían a los escombros del modesto hotel de
negocios con una camilla en la que se trasladaba el cuerpo de una víctima.
Otros socorristas en Palu trataban de liberar a una niña de 15
años atrapada bajo una plancha de cemento en su casa, la cual colapsó con su
familia al interior durante el sismo de magnitud 7,5.
Con las piernas inmovilizadas bajo los pesados escombros, Nurul
Istikharah estaba atrapada junto a los cadáveres de madre y su sobrina. Los
rescatistas trataban de controlar la filtración de agua de un caño por temor a
que la niña se ahogara.
Istikharah estuvo inconsciente durante parte de las labores para
liberarla, pero los rescatistas le seguían hablando para tratar de mantenerla
despierta. Otros le ofrecieron comida y agua.
El presidente indonesio Joko Widodo recorrió Palu el domingo y
dijo que los rescatistas tenían dificultades para llegar a las víctimas debido
a la falta de equipo pesado.
“Hay muchos desafíos”, dijo. “Tenemos que hacer muchas cosas
pronto, pero las condiciones no nos permiten hacerlo”.
Dijo que las autoridades enviaron más maquinaria pesada para que
los rescatistas puedan ayudar a recuperar más víctimas el lunes.
Las zonas afectadas también necesitan suministros médicos,
combustible, agua potable y personal.
Se trata del desastre natural más reciente en azotar Indonesia,
que sufre de temblores, erupciones volcánicas y tsunamis con frecuencia debido
a su ubicación sobre el Cinturón de Fuego del Pacífico. En diciembre de 2004,
un potente terremoto de magnitud 9,1 frente a la isla de Sumatra, en el oeste
de Indonesia, desencadenó un tsunami que cobró la vida de 230.000 personas en
una docena de países. En agosto, un potente temblor en la isla de Lombok mató a
505 personas.
En Donggala, el lugar más próximo al epicentro del terremoto,
imágenes aéreas de MetroTV el domingo mostraba daños en las playas y en los
edificios. Algunos edificios de la ciudad estaban dañados gravemente, pero
mucho del daño parecía limitarse a la zona costera.
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